El relato de la institución está, por tanto, inserto en medio de la súplica que se hace para que Dios envíe su Espíritu que transforme los dones del pan y del vino en el cuerpo y la sangre de Cristo a fin de que nosotros, al comulgar, nos transformemos en el cuerpo eclesial de Cristo. El embolismo, injerto de la Palabra de Dios para dar más fuerza al pedido, puede estar tanto en la sección anamnético-celebrativa como en la sección epiclética. J. Schneider, ἔρχομαι, en ThWNT 2, 664-672 (aquí: 666s). La exigencia que eses grupos hacen a Dios está a años-luz de distancia de la promesa manifestada en Cristo que tomó sobre sí nuestras enfermedades y fue un fracasado que murió en la más grande ignominia, abandonado por todos, crucificado por la injusticia, como tantos otros en el decorrer de la historia. Solamente después de esos preámbulos, podremos hacer un análisis de las PEs romanas y, desde ahí, desarrollar la teología de la eucaristía contenida en su mismo texto central: la plegaria eucarística (en adelante: PE) o -según la terminología de las Iglesias Orientales- la anáfora (3.). Esa doxología puede ser llamada de doxología epiclética, porque pertenece a la sección epiclética de la anáfora; por otro lado, por su carácter de alabanza, ella vuelve al comienzo de la plegaria eucarística, la sección anamnético-celebrativa y, con eso, da el cierre final a la totalidad de la anáfora y, por decírselo así, la amarra, subrayando la línea conductora que la traspasa: la alabanza, la confesión agradecida y reconocida. Las anáforas pueden ser clasificadas dentro del género literario litúrgico de «plegaria de alianza», usado también en otras plegarias fundamentales en la celebración de los sacramentos, tales como la bendición del agua en el bautismo, la bendición nupcial en el matrimonio, las bendiciones de los óleos del crisma, de los enfermos y de los catecúmenos y las plegarias de ordenación11. 7 Vicente de Lérins, Commonitorium I, 2 (PL 50, 640). Me aborda el viernes: “padre, mañana en la noche voy a pecar, ¿podría confesarme de una vez para comulgar el domingo?” En este caso, la confesión y la Misericordia de Dios se ven como un trámite. Traducido por F. Taborda (Theologica; Loyola, São Paulo 2003) 22-27. En ellas al canto del Santo por los serafines se añade el canto de las ruedas angélicas (aOfanním) del trono-carro divino y de los cuatro vivientes (Hayyót) que lo tiran: «¡Bendita es la gloria del Señor desde su Lugar! Cf. En una intuición genial, un teólogo poco conocido del siglo XV, el carmelita Tomás Valdense (f 1430) define la Iglesia como «el cuerpo místico de Cristo, en el cual cada cristiano se transubstancía por la recepción del bautismo y de la sagrada eucaristía»47. Pero no hace una citación directa del texto bíblico, sino una referencia indirecta a la promesa. Cuando el pueblo en el exilio suplica el perdón de Dios, no dice sencillamente: Perdón, Señor, sino, en una oración, recuerda a Dios sus grandes hechos. 2. En la liturgia romana, la doble epíclesis por así decírselo se rompe para acoger en su interior el relato institucional con la anamnesis. M. B. Merz, «Gebetsformen der Liturgie», en H. B. Meyer (org.) Su intención es combatir el semipelagianismo, recurriendo primero a la autoridad de los papas y, luego, en el punto que nos interesa, a un raciocinio teológico desde la plegaria universal de la Iglesia. Ya en el judaísmo, los Maestros de la Sinagoga consideraban más importante decir el amén que pronunciar la oración. También en la oración: quien dice la última palabra, el amén, es el más importante58. Tratado mistagógico sobre a eucaristia. Ensaios litúrgico-teológicos sobre a eucaristia (Theologica; Loyola, São Paulo 2009) 21-37. Levantemos el corazón. Original italiano: Stupore eucaristico. Esto tiene un sentido dialogal muy profundo: el presidente desea al pueblo reunido que el Señor esté con la asamblea, y el pueblo responde deseando lo mismo para el presidente. Las PEs de Oriente y Occidente pertenecen, en general, a la segunda modalidad de plegarias de alianza: de dinámica embolística, en las que se cita, como lugar teológico escriturístico, la narración de la institución de la eucaristía19. F. Taborda, O memorial da Páscoa do Senhor, 87-94. En este sentido, nos ayuda mucho en nuestro caminar terreno hacia la vida eterna saber que tenemos un Padre, Dios, y una madre, la Virgen. Cf. Por eso: no tendrás otros dioses» (Ex 20, 2-3). Ahí es invocado el Espíritu Santo, porque es en el Espíritu que se realiza la liturgia eucarística y todo otro sacramento, es en el Espíritu que se construye el cuerpo de Cristo, la Iglesia. Se trata, en definitiva, de ver a Jesús detrás de cada pecado, es decir, caer en la cuenta de que hemos ofendido a alguien que queremos y nos quiere, y actuar en consecuencia. Tanto el presidente como la asamblea tienen el Señor para transmitirlo y desearlo los unos a los otros. Ambas asambleas están, en este momento, en actitud de adoración, acción de gracias, alabanza.